martes, 23 de junio de 2009

Paséele………paséele


El trasplante de órganos de un donante vivo se esta haciendo una práctica cada vez más común, pareciera ser un signo de bienvenida para este nuevo milenio, como una forma de subsistir económicamente en una “realidad” que acepta se comercialice incluso con órganos, tejidos o células pertenecientes a personas vivas, lo que se traduce en un problema ético y moral ya que teóricamente el trasplante debe de ser concebido como una mejora a la calidad de vida, sin embargo cuando se busca un beneficio económico deja de ser un apoyo hacia otros y se convierte en un sostén propio, es en casos como estos que se convierte en un estudio para la Bioética.

Desde la perspectiva del comercio, la definición de este concepto puede resumirse en la compra y venta de bienes y servicios, sea para su uso, para su venta o para su transformación. Entonces el trasplante de órganos se vuelve una práctica asociada al beneficio económico.

Actualmente muchas personas venden su cuerpo porque necesitan comer y pagar la renta, o cubrir compromisos contraídos; y ante la realidad de el uso masivo de internet se ha dado que en sitios de compra y venta de artículos, se pongan anuncios ofreciendo partes del cuerpo humano a precios elevados. La forma tradicional de acudir a un centro médico donde se les diga claramente el procedimiento y la finalidad, de que las personas se registren para una transacción de esta naturaleza, incumple con estos requisitos y se convierte en la búsqueda, por parte del donante, del mejor postor al margen del que en un primer momento fuera el de beneficiar la salud.

La venta de órganos es convertida en una práctica de modus vivendi, teniendo como difusor del negocio al internet, donde prácticamente el vendedor puede subir la información que quiere que aparezca y el precio que piensa que puede ser el mejor para su conveniencia, teniendo la posibilidad de omitir detalles o afirmando algunas circunstancias sin que sean corroboradas por algún médico o alguna clínica, dejando todo el proceso en manos del comerciante para ver quién es el mejor postor

El contribuir a mejorar la vida de alguien más sin recibir ni esperar algo a cambio apoya a la bioética y en cierto punto favorece al criterio del individuo al relacionar lo que se puede convertir en un negocio y lo que debería ser mejor tomado como un regalo de vida.

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