sábado, 20 de junio de 2009

BELIGERANCIA Y OPORTUNIDADES DE CRECIMIENTO

La región de la Ciénega de Chapala ha sido testigo de episodios importantes para la vida histórica de nuestra nación, desde las batallas por la isla de Mezcala hasta la quema de haciendas y saqueos en la revolución. ¿De dónde venía la polvora empleada? ¿Quién fundió las balas y torneó los cañones que eventualmente azotaron los muros que resguardaban a uno u otro bando?

La beligerancia es un gran defecto de la humanidad, a pesar de que en todos los animales está implícito el gen de la violencia, es en el humano en donde se hace más absurda y por razones menos tangibles. Los rinocerontes traban sus cuernos con el fin de reproducirse, los jabalíes enfrentan sus morros y colmillos bajo la excusa de ganar territorio, los ciervos azotan sus astas con el fin de convertirse en los líderes de la manada.

La beligerancia humana es una parodia de la suma de estas actividades: se pelea por ganar territorio político, con el fin de reproducir su ideología y eventualmente convertirse en dirigentes, líderes de nuestra nación. Nuestras astas y cuernos son la pólvora y el metal. El humano también posee gritos de batalla y ceremonias preparativas que ahuyentan el miedo al dolor.

Un buen soldado no va a la guerra sin fusil. En los tiempos pre-independentistas, la región Ciénega tenía los recursos tecnológicos para producir alimentos suficientes y convertirse en principal productor a nivel nación. Pero llegan los conflictos y los suministros deben parar en manos y bocas de soldados. En los tiempos pre-revolucionarios, la región ciénega habia repuntado tecnológicamente de nuevo: molinos, polvorines, fábricas y manufactureras poblaban el horizonte de la laguna. Hasta un barco de vapor que cruzaba el lago llevando gente del estado de Jalisco a los pueblitos de Michoacán.

Llega la revolución y los excesos terminan recalando en el avance comunitario, a casi cien años de estos eventos la región ciénega ya no tiene posiciones sino oportunidades, comenzando por los beneficios que le traería el hacer planes para evitar desastres lacustres (léase Patzcuaro) y no hacer caso a las políticas beligerantes, ahora libradas con propaganda y altavoces, que harían perder al lago de Chapala y sus alrededores no sólo la capacidad de producir industria puntera, sino la capacidad de sostener a su misma población.

No todos los tiempos pasados fueron mejores, y si hace cien años la ciénega era un lugar avanzado, era porque hace cien años la situación no era como hoy la conocemos. Las oportunidades llegan, el resto se construye, y no siempre es atinado decir que las cosas sucederán siempre de la misma manera, han pasado ya 200 y 100 años de las desolaciones regionales y aún no es tiempo que se deja de argumentar y discutir acerca de cómo se reconstruirá la región.

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