sábado, 20 de junio de 2009

EL PSEUDOFRACASO DE LA EDUCACION TÉCNICA

Durante el mejor día de su vida, el pesimista piensa en el mañana. Y ¡PAF! Comenzó el sueño de convertir a México en un país de servicios y manufacturas más que de productos terminados. Ahora necesitamos personas hábiles y con conocimientos útiles, de esos que llamamos técnicos y cuya definición ha sido tan rebajada que se le puede llamar del mismo modo a alguien que ni siquiera terminó la primaria pero que está dispuesto a meter las manos en donde nosotros no podemos porque quizás no sabemos cómo.

Dícese de un técnico*: Persona que posee los conocimientos especiales de una ciencia o arte. Esta definición va de la mano con: Pericia o habilidad para usar de esos procedimientos y recursos. Los técnicos entonces, son personas que tienen la pericia para el manejo de conocimientos específicos solamente, dicho en términos llanos: el técnico en refrigeración es aquel que conoce el funcionamiento de las máquinas térmicas aunque la biografía de Sadi Carnot o el Conde de Mumford no estén en su esfera de conocimientos.

Tanto desde el sistema educativo como desde su entorno social, es común ver a la formación técnica como una segunda opción, recomendable sólo a aquellos alumnos que no tienen bastante capacidad académica para hacer el bachillerato. Esta actitud es errónea, y nos ha llevado a una situación de debilidad del mercado laboral por falta de profesionales calificados que puedan garantizar un sistema productivo de calidad. En lugar de eso, los técnicos han logrado una suerte de mercado de PYMES a nivel comunidad. O mejor dicho, a nivel calle.

La formación técnica no ha fracasado, en lugar de eso, ha creado personas con consciencia social, con los pies en la tierra y seguros de que su trabajo no les ayudará con mucho en un futuro brillante. Personas conscientes de las deficiencias educativas de sus planteles y que se gradúan pensando “lo que quiero que me salga bien, es mi vida” sin antes ponerse a pensar que lo que les debe salir bien es el trabajo y que la excelencia no es la meta, sino algo que debe incluirse en cada trabajo y en medidas cada vez mayores.

Planteles educativos como el CBTIS, CONALEP, CETIS, CECYTEM, CECATI y similares, que abundan en nuestro estado**, deberían preocuparse más por la formación de sus futuros graduados, no fomentar la cultura de servicio y autoempleo como única salida, se deben buscar maneras más eficientes de actualización: el inglés y la computación no son sino alicientes para un estancamiento que se veía venir desde hace 30 años. Décadas en las que México, aún siendo país puntero en cuanto a desarrollo y solidez económica, optó por la tecnificación masiva de la población. Una cosa es masificación y otra es vulgarización, la educación técnica tenía miras a los primero, pero terminó cayendo en lo segundo.


* Según el diccionario en línea de la Real Academia Española (www.rae.es)
** Con un total de 70 planteles de bachilleratos técnicos y un total de 34,913 inscritos. Fuente; http://educacion.michoacan.gob.mx/images/docs/Concentrado.xls

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