lunes, 29 de junio de 2009

Mañanitas a la Virgen de Guadalupe: lugar de encuentro

La primera impresión

Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe, celebración en la que se hace partícipe de forma masiva la población de Jiquilpan y de algunos lugares aledaños, suponen el inicio y preámbulo a los festejos de la Navidad y el Año Nuevo. Se llevan a cabo durante las horas de la madrugada (a partir de las 5:30 a.m.) en el Santuario consagrado a la Virgen durante los primeros doce días del mes de diciembre.

No se trata de una tradición particularmente jiquilpense, también es realizada de forma simultánea en muchas poblaciones de mayoría católica no sólo del estado de Michoacán sino de todo México, no obstante con rasgos distintivos en cada una de ellas.

Cabe decir a manera de marco social, que es durante el mes de diciembre cuando el índice de la población crece en un volumen considerable por causa del regreso temporal de algunos migrantes, sobre todo aquellos que radican en Estados Unidos, lo que añade un toque de mayor valor nostálgico y simbólico a las fechas.

Además de las Mañanitas, los festejos en honor a la Virgen de Guadalupe son capitalizados con eventos sociales y de índole religiosa, tales como procesiones, misas especiales, rosarios, encuentros deportivos, manifestaciones, etc. Si bien no es el propósito del presente trabajo profundizar en estos últimos, podrán servir como punto de referencia para el desarrollo posterior de algunas reflexiones.



El Santuario

El panorama urbano en muchas de las ciudades mexicanas con mayoría católica se ve rematado por la presencia de los templos, sin embargo, es frecuente que el recinto destinado a la adoración de la Virgen de Guadalupe esté ubicado en un lugar más alto, trátese de una colina o un cerro, con relación a los demás.

Lo anterior hunde sus raíces tanto en el pasado prehispánico como en el colonial de nuestro país. Era una práctica ritual entre algunos de las poblaciones indígenas nativas de Mesoamérica, el acudir a terrenos elevados con el fin de realizar ahí sus celebraciones. Durante la época de la conquista y la cristianización, algunos de los misioneros optaron por no modificar el peregrinaje de los nativos y los templos del nuevo credo fueron construidos sobre las ruinas de los antiguos lugares de veneración indígena.

No obstante lo anterior, existe la creencia católica de que fue la misma Virgen de Guadalupe en sus apariciones a Juan Diego hace más de doscientos años, quien ordenó que se le construyera un altar de adoración en el cerro del Tepeyac, y a partir de ese acontecimiento quedó instituido de manera divina el lugar que le corresponde en el mapa de las poblaciones.

En Jiquilpan no es la excepción, el Santuario fue construido en “la loma” como se conoce al sitio de forma corriente. Se llega a él por la calle Constitución, perpendicular a la avenida principal llamada Lázaro Cárdenas. Lo precede una portada con dos arcos para permitir el paso de los vehículos en ambos sentidos. Tal portada está adornada con representaciones pictóricas de la Virgen, Juan Diego y la Basílica de Guadalupe en el D. F.

El terreno que ocupa el Santuario es muy amplio, y está dividido en tres secciones: la primera es el estacionamiento cuyos espacios son acondicionados en las celebraciones especiales como las Mañanitas para que vendedores de artículos religiosos y desayunos puedan establecerse; la segunda que hace las veces de atrio y la tercera a la cual se tiene acceso por una escalinata, constituye el edificio propiamente dicho.

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