jueves, 27 de agosto de 2009

Sobre las cifras y el ser adulto.

En su magna obra “El principito” Antoine de Saint-Exupèry, nos expone un punto de vista bastante curioso acerca de lo que significa ser adulto, y atina en su totalidad al decir que la relevancia de los números y el pase por alto de la importancia que pueden tener otro tipo de datos es lo que nos hace ser adultos. Dice Saint-Exupèry en un pasaje de su obra;

“A los mayores les encantan las cifras. Si les hablas de un nuevo amigo tuyo no te preguntarán cosas importantes como cuál es el timbre de su voz, los juegos que más le agradan, si tiene una colección de mariposas. Sino que más bien preguntan cosas como la edad, la altura, el peso o el salario de su padre.

Si dices a los mayores ‘he visto una bonita casa de ladrillos, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado…’ no conseguirán imaginarse esa casa, hay que decirles ‘he visto una casa de cien mil francos’ entonces ellos exclamarán ‘¡Que fabuloso!’”
Una de las peculiaridades de ser adulto, o ser mayor es esa, la preocupación por las cifras, desde el número de alumnos inscritos en la misma escuela a los índices del precio del petróleo son elementos medidos en números y cuya importancia debe ser capaz de entender cualquier mayor de edad.

Desde la comodidad de este espacio cibernético, que aunque sólo abarca 32% de tu monitor, que tiene una cuota de entrada de apenas el 1% de los blogs populares, que existe desde el segundo mes del presente año que viene a ser el número 2009 según el calendario gregoriano, y cuya cifra de entradas apenas supera las 30, te invito querido lector a olvidar las cifras anteriores y darte cuenta que las cosas más banales, cuyo valor no se da por lo que son sino por lo que representan, esas cosas que acostumbramos medir con números son realmente, las más prescindibles. ¿Uno realmente necesita saber el número de muertos que produjo la última guerra para saber que sus motivos estuvieron siempre equivocados? ¿Es atinado decir que alguien que ha leído cientos de libros, es un sabio? ¿Una persona que tiene 5 de esto es mejor que una que sólo tiene 4 pero aparte tiene 2 de lo otro?

Aunque existen números importantes, como el número de teléfono de mamá, el número de la casa de los hermanos o el código postal de la persona amada, estos números no nos ayudan a medir nada. Sería absurdo pensar que queremos más a alguien sólo porque su domicilio termina en nuestro número de la suerte, o que es más importante fulanito porque su número de teléfono tiene un 4 un 7 o un 9.

La invitación está abierta, no para abandonar los números, que a veces pueden ser importantes. Sino para hacer a un lado esa visión de las cosas en las que las cifras marcan una pauta moral, por ejemplo un carro que cuesta un millón de pesos debe ser una magnífica pieza de ingeniería pero una enfermedad que ha cobrado un millón de vidas es una catástrofe. Medir el mundo mediante números no es muy sano, cuando camines por la calle o voltees a otra parte en esta misma sala, en ese mismo espacio o en la misma ventana del monitor, verás qué tanto de razón tenía el autor de El Principito y si es bueno que en un futuro no muy lejano, podamos hacer las cosas sin necesidad de estar usando los números para decir “esto es mejor, bueno, fácil, complicado, avanzado o dañino”

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