domingo, 23 de agosto de 2009

Canibalismo y evolución

Muchas personas conocen la frase “perro come perro” casi siempre para señalar un tipo de canibalismo que se da en lo social y no de forma física, una eliminación cruel del hermano adversario; un oponente igual pero que se encuentra en situación desfavorable, herido o con la moral demasiado baja para luchar. Es en esos momentos de infortunio, en los que uno debe aprovecharse, enfriar los sentimientos y dejarse gobernar por el instinto y la satisfacción.

Esta frase no es descabellada, es infrecuente, pero tiene los pies en la tierra. Un solo perro que se alimentara de sus similares sería extraño, que varios perros hicieran lo mismo ya no lo sería tanto, pero si observamos que esta es una conducta general aunque poco observable entonces comenzaríamos a pensar que hay un motivo detrás de ella. Es común que ciertas especies de carnívoros (cánidos, félidos) omnívoros (cerdos) y roedores (ratones, hamsters, cobayos) devoran alguna de las crías de su camada, probablemente ante un defecto que la madre pueda detectar, por ser el más débil o por pertenecer a otra camada, aunque no siempre se cumplen como reglas.

El canibalismo tendría una función evolutiva relativamente pequeña al reforzar las comunidades con individuos sanos, aunque alguna cobaya dejaría crecer a su hijo tullido para que lo devore alguna serpiente o alguna gata dejaría que el más débil sea juguete de los demás gatitos. Como señalábamos al comienzo, el canibalismo no representa un verdadero salto evolutivo sino que sólo contribuye a ciertas pautas de conducta social.

Ahora bien, un salto evolutivo no se da solamente por las características o las propiedades genéticas de la comunidad: ¿Podríamos imaginar una civilización que hubiera nacido sin la ayuda del fuego? ¿Hasta dónde pudiera haber llegado una civilización que no hubiera usado la fundición de metales? El descubrimiento del fuego y la invención de la metalurgia son los hechos que marcan el inicio de la sociedad actual, estos hechos, junto a la ganadería y la agricultura dan forma a la humanidad tal como la conocemos.

Debemos acotar un punto importante, las actividades mencionadas no hubieran sido desarrolladas si el ser humano no hubiera tenido las características cerebrales necesarias, pero quizás como se relata en la película 2001: Odisea en el espacio, parece ser la asociación de hechos fortuitos la que da la ventaja al ser humano, aunque algo hay de causalidad en este fenómeno; el fuego es un elemento difícil de manipular, si el hombre tiene la capacidad para hacerlo lo más probable es que lo termine haciendo. La vivienda es un elemento difícil de perfeccionar (ya no pensemos en el humano) si existe un animal con capacidad para hacerlo, lo más probable es que lo logre. La física cuántica es un campo sumamente complejo, si existe algún ente con capacidad para manipularla, lo lógico es que lo termine haciendo.

Perfeccionar la especie para competir de manera más eficiente con el medio (próximamente hablaremos de la teoría de la Reina Roja de Leigh Van Valen) es una conducta biológicamente comprensible, en tanto que acondicionar el medio para volverle más habitable es una conducta que se adelanta al cambio biológico. La cultura elimina la competencia de la comunidad con el medio y acrecenta la competencia entre individuos. Eso no es natural.

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