viernes, 8 de mayo de 2009

FLEXIBILIDAD LABORAL EN SAHUAYO


El neoliberalismo es un conjunto de prácticas económicas que tienden a liberar los mercados internacionales y locales de cualquier tipo de intervención o control estatal bajo la premisa de que el libre mercado traerá mayores riquezas y, por lo tanto, mayor bienestar para las sociedades que se rigen por dichos principios.
Aunque resulta evidente que el neoliberalismo no ha logrado beneficiar a las sociedades en general, debido a que la riqueza generada se concentra en unas pocas familias mientras que la pobreza se extiende a amplios sectores, las prácticas neoliberales siguen modificando la estructura de la sociedades y, en consecuencia, hacen cada vez más vulnerables a los individuos frente a los aparatos empresariales que los utilizan como simples piezas (desechables) de su maquinaria productiva.
Uno de los conceptos más recientes surgidos a partir del modelo neoliberal es el de Flexibilidad Laboral, que no es sino una elegante manera de decir que un empleado debe renunciar a cualquier tipo de derecho con tal de tener trabajo. Esto quiere decir que, ante las presiones de la crisis económica y la falta de garantías en los sectores manufactureros y de servicios, las personas deben tratar de conservar sus empleos a toda costa: incluso si ello significa renunciar a tener seguro social, aguinaldo, prima vacacional, seguro de vida, fondo de retiro, antigüedad, etcétera. Una práctica generalizada consiste en contratar a los empleados por periodos de cinco meses para que no generen antigüedad y no tengan posibilidades de exigir derecho alguno.
Estas prácticas empresariales se han puesto en boga también en la región de la Ciénega de Michoacán. En Sahuayo, donde la producción de huarache representa el 45 % de la fuerza productiva, las condiciones no son muy distintas. Aunque es cierto que muchos de los industriales del huarache conceden el seguro social a sus empleados, sus condiciones de trabajo son precarias. El sector de servicios y comercio formal representa el 10% del empleo en la región. El 20% lo constituyen el “autoempleo”, las artesanías y los oficios “menores” (carpintería, albañilería) y el resto de la población económicamente activa labora en la informalidad o, simplemente, ha perdido su trabajo, según cifras proporcionadas por Javier Maciel Soto, Jefe del departamento de Promoción Social de la presidencia municipal de Sahuayo.
De acuerdo con esta misma fuente, los empleados que trabajan en el sector formal tienen horarios de entre 8 y 10 horas diarias con sueldos que van desde 500 hasta 2000 pesos semanales y todos ellos cuentan con seguro social y otras prestaciones. El grueso de la fuerza laboral, sin embargo, que se concentra en el sector informal o artesanal, percibe salarios que van desde los 300 hasta los 1500 pesos semanales y tiene que laborar jornadas de entre 9 y 14 horas diarias. No cuentan con ningún tipo de prestación social. De hecho, según lo declara el jefe de Promoción Económica, el 50% de los trabajadores de la región no cuentan con seguridad social, vacaciones pagadas, aguinaldo, sindicato, etcétera, y dicha cifra podría ser mayor debido a que no se poseen datos exactos respecto del empleo informal.
Todo lo anterior nos permite percibir la relación, no siempre evidente, entre las políticas neoliberales para la flexibilización laboral a nivel global y el precario estado en el que los trabajadores de la región enfrentan su situación a nivel local.

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